Atravesamos tiempos extraños, tiempos de Coronavirus, tiempos de confinamiento que nunca hubiéramos imaginado. Si el año pasado por estas fechas mucha gente disfrutaba de un agradable tarde disfrutando de la brisa marina y el sol, en 2020 estamos disfrutando de unas vacaciones muy diferentes. Nos ha tocado quedarnos en casa y aguantar estoicamente, sin salir siquiera a saludar a nuestros familiares y amigos, ya que al menos para nosotros salir al balcón o directamente a través de webcam no es lo mismo. ¿Dónde está el calor humano de la cercanía física?
En SYLVAN lo estamos pasando mal, porque no podemos ver a todos nuestros alumnos. Aunque algunos de vosotros sigáis nuestras clases a través del ordenador, la pantalla ofrece ciertas limitaciones a la hora de impartir clases. Es cierto que las nuevas tecnologías permiten clases online que nunca hubiéramos soñado hace años, pero queda patente que no es lo mismo. Podemos obviar, además, que hay familias que no tienen los recursos necesarios para una buena conexión a Internet o un buen dispositivo para funcionar. Si además tenemos en cuenta que la comunicación a través de la pantalla impide al profe tener todo el control de la clase como tiene en una clase presencial, se acabó la discusión.
Sí, seguiremos así todo lo que dure el confinamiento, pero tenemos clarísimo que nada online sustituirá, al menos de momento, a las clases presenciales. En edades más tempranas está afirmación cobra todavía más sentido, y no todo el alumnado está preparado para aprender al otro lado de una pantalla.
No queda otra, al menos de momento, así que esperamos que la vuelta sea pronto, y en SYLVAN estaremos preparados para la vuelta, con más ganas que nunca de enseñar y recuperar el tiempo que este confinamiento se ha llevado.